Del feedback se ha escrito de todo. Pero hoy, más que nunca, se volvió la práctica comunicacional más importante del liderazgo.
¿Por qué? Porque pone en juego dos competencias en las que la mayoría de los líderes todavía están flojitos de papeles: la comunicación y la inteligencia emocional (entre las que podríamos nombrar, autoconciencia y empatía, orientación a las personas, entre las más de 20 que existen).
Y claro, si fallamos ahí, el feedback termina siendo un trámite sin impacto.
Antes de entrenarlos o acompañarlos a mejorar su manera de dar feedback, hay una pregunta clave que le hacemos a los líderes:
👉“De 0 a 10, ¿cuál crees que es el nivel de confianza en ese vínculo?”
Si la respuesta es 6 o menos, no hay “suficientes megas” para que soporten esa conversación. Es como intentar ver Netflix con un WiFi de los 90: no carga.
Primero hay que trabajar el vínculo: conocer a la persona, interesarse, entrenar la relación. Recién ahí el feedback fluye.
¿Y entonces que hacemos? Bueno, trabajar en la relación, ampliar el ancho de banda.
El feedback no solo sirve para decir “vas bien” o “cambiá esto”. También:
Un error a veces en las organizaciones: creer que el feedback positivo es una palmadita.
El feedback positivo tiene que tener la misma calidad, detalle y pasión que el feedback negativo. Si alguien siente que de verdad lo vemos (“I see you”, al estilo Avatar), queda mucho más abierto a escuchar lo que necesita mejorar.
1. Medí la confianza: de 0 a 10, ¿qué nivel tenés con esa persona?
2. Sé espejo de competencias: no solo hables del qué, también del cómo.
3. Dalo aunque no sea perfecto: el peor feedback es el que no se da.
4. Que sea inmediato y emocional: cuanto más cerca del momento y más acompañado de tu sinceras emociones, más se quedará grabado en la mente y el corazón de tu cololaborador/a.
👉Con estas y otros muchos Tips que tenemos para compartir contigo, el feedback deja de ser un “checklist” una obligación, un momento incómodo, y se transforma en lo que realmente es: la conversación más importante que un líder puede tener con su gente y una de las herramientas más poderosas para liderar, motivar y desarrollar a las personas.